El estudio de la pobreza y el bienestar ha sido tratado bajo numerosos marcos teóricos, cada uno de los cuales tiene contribuciones de gran relevancia hacia su comprensión. Dentro de estos enfoques teóricos, la teoría socioespacial y el enfoque de las capacidades se han levantado como dos paradigmas de base que, cuando se aplican en combinación, pueden dar una mejor lectura diferenciada de los dos fenómenos. La teoría socio-espacial, desarrollada, por Henri Lefebvre y David Harvey, reflexiona sobre la organización del espacio y los procesos espaciales en relación con la justicia social y las oportunidades para las personas. La perspectiva de las capacidades, propuesta por Amartya Sen y extendida por Martha Nussbaum, en cambio, se enfoca en las libertades y oportunidades reales con las que las personas cuentan para vivir una vida valorada. La tesis de este documento sostiene que la incorporación de dos corrientes teóricas proporciona un marco robusto con el cual la pobreza y el bienestar, centrados en la persona y sus contextos espaciales, deben estar vinculados.
La teoría socioespacial argumenta que el espacio no es solo un escenario en el que ocurren las interacciones sociales, sino que es creado y reproducido a través de la práctica social y las relaciones de poder. Henri Lefebvre, en su "La producción del espacio" (1974), muestra que la forma en que se estructura el espacio y al mismo tiempo se coloniza y se práctica el espacio en sí es una expresión y extensión de la injusticia de la sociedad. David Harvey, en su libro "Social Justice and the City" (1973) y en "Rebel Cities" (2012), desarrolla esta idea y sostiene que el derecho a la ciudad es un derecho de los ciudadanos a reorganizar el proceso de la producción del espacio urbano y a reinventar la equidad con la que acceden a sus frutos. Para Harvey, la justicia espacial es crucial para analizar cómo la desigualdad económica y social no sólo es producida, sino también perpetuada y reforzada por la organización del espacio en las configuraciones de la ciudad.
El enfoque de las capacidades, una noción presentada por Amartya Sen en "Development as Freedom" (1999) y ampliada por Martha Nussbaum en "Women and Human Development: The Capabilities Approach" (2000), es un marco orientado hacia el individuo a través del cual se pueden analizar el bienestar general y la justicia social, es una perspectiva evaluativa de la vida de las personas y los logros que alcanzan. Ambos creen que el desarrollo debe considerarse en términos de la expansión de libertades y la mejora de las capacidades personales que permiten a las personas vivir una buena vida, y no solo en términos de crecimiento económico. Nussbaum habla de varias capacidades centrales para la calidad de la vida: vida, salud, integridad física, sentido, imaginación y pensamiento. Este enfoque es así más realista en la evaluación de las verdaderas oportunidades de las personas, y se refiere no simplemente a los recursos disponibles, sino a las libertades y oportunidades que los recursos reales disponibles efectivamente permiten para las personas.
Teoría socioespacial: justicia y derecho a la ciudad
La teoría socioespacial desarrollada por teóricos y académicos como Henri Lefebvre y David Harvey enfoca la relación entre el espacio urbano, las estructuras de espacio y justicia social, así como las posibilidades para la gente. Lefebvre, en su texto "The Production of Space" (1974), nos introduce a la premisa de que el espacio no es una categoría pasiva, sino que es constantemente producido y reproducido a través de relaciones de poder y prácticas sociales. Esta concepción en sí misma ayuda a explicar cómo las desigualdades espaciales reflejan y constituyen las desigualdades sociales. David Harvey, en "Social Justice and the City" (1973) y "Rebel Cities" (2012), va aún más lejos al decir que, de hecho, la forma en que el espacio de la ciudad se organiza y estructura puede ser en sí misma un factor que reproduce las desigualdades económicas y sociales. Harvey también fue el pionero del concepto de "derecho a la ciudad", según el cual todos los ciudadanos deben tener la oportunidad de participar en la creación del espacio de la ciudad y disfrutar equitativamente de los recursos y oportunidades que esto conlleva. La justicia espacial, un principio de esta teoría, es la equidad en la distribución de los recursos urbanos y la participación de todos en la toma de decisiones sobre el diseño del ambiente en el que viven. Otra autora clave en este tema es Doreen Massey, quien en el texto "Space, Place and Gender" (1994) discute la noción de que el espacio y el lugar están configurados por las identidades y las oportunidades de las personas, en el sentido de que argumenta desde la lógica de la equidad espacial como un medio para lograr la justicia social.
Enfoque de las capacidades: libertad y oportunidad
El enfoque de capacidades, desarrollado por Amartya Sen y posteriormente por Martha Nussbaum, pone énfasis en las libertades y oportunidades reales que una persona tiene para vivir la vida que valora. En "Development as Freedom" (1999), Sen defiende el enfoque del desarrollo a través de la promoción de la libertad y la ampliación de la capacidad de las personas, en lugar de a través de un atributo económico como el PIB. Martha Nussbaum, en "Women and Human Development: The Capabilities Approach" (2000), va un paso más allá y sugiere una lista de funciones centrales que deben ser vitales para una vida digna. Estas capacidades comprenden la vida, la salud, la integridad física, los sentidos, la imaginación y el pensamiento, entre muchas otras. Nussbaum insiste en que, al evaluar el bienestar y la justicia, uno debe necesariamente preguntarse si las personas poseen oportunidades genuinas para desarrollar y ejercitar estas capacidades. El enfoque de las capacidades es un enfoque centrado en la persona que hace posible la evaluación de los recursos efectivos y las oportunidades y libertades derivadas de los recursos mencionados en la práctica. Es de gran ayuda, en particular, cuando se estudia de qué manera las circunstancias físicas, económicas y sociales influyen en la capacidad de las personas para vivir una buena vida. Mantiene el centro en el ser humano al diferenciar los medios de los fines, el dinero es un medio mientras el estar educado o bien nutrido, es un fin.
Integración teórica: un análisis holístico de la pobreza y el bienestar
La teoría socioespacial, junto con la perspectiva de las capacidades, se combina efectivamente como un buen trato para el análisis teórico de la pobreza y el bienestar. La síntesis de tales enfoques nos permitirá comprender de manera más informada cómo las estructuras del espacio y las actividades en los espacios urbanos moldean las oportunidades y capacidades de las personas, y cómo, a su vez, el bienestar es influenciado por ellos.
Oportunidades y logros: medición de capacidades en contextos espaciales
Al considerar las oportunidades y logros de la población, es crucial no solo mirar los medios disponibles, sino las oportunidades que se hacen reales a través de la acción significativa de las personas. Según la teoría de las capacidades, los medios son todos los materiales y no materiales disponibles para las personas en la persecución de sus fines. La ciudad es un dominio donde los medios son principalmente productos de estructuras espaciales y formas de organización. El estudio de las prácticas espaciales es el método para comprender, dentro del marco de la teoría socioespacial, cómo las personas están utilizando su entorno para el desarrollo y ejercicio de sus capacidades. Las prácticas espaciales son las relaciones sociales cotidianas y el uso de servicios y recursos urbanos. Las prácticas espaciales son, por lo tanto, no solo una representación de las oportunidades disponibles para las personas, sino también de las restricciones y las limitaciones que las personas deben enfrentar.
Limitaciones y exclusión: barreras físicas y sociales
Los obstáculos estructurales, en términos de barreras físicas, sociales y económicas, limitan el acceso a oportunidades y la realización de capacidades. La teoría socio-espacial, por lo tanto, nos da los métodos para examinar y criticar tales restricciones, mientras que el enfoque de capacidades nos permite considerar sus implicaciones para el bienestar humano. La segregación espacial y la gentrificación, sobre las cuales Harvey y Lefebvre han tenido mucho que decir, por ejemplo, pueden afectar el acceso a servicios básicos y oportunidades de empleo para grupos desfavorecidos. Estas dinámicas espaciales reproducen no solo las desigualdades existentes, sino también los nuevos contornos de la exclusión. Entender más precisamente cómo el muro está cerrando las oportunidades para las personas nos permite visualizar exitosamente cómo se están reproduciendo desigualdades a diario y cómo desactivar esto a través de la intervención y las políticas públicas.
Aspiraciones y derecho a la ciudad: participación e inclusión
El derecho a la ciudad, tal como lo conceptualizan Harvey y Lefebvre, está implicado en un proceso de participación inclusiva en la toma de decisiones con respecto a la producción y organización del espacio urbano por parte de todos los ciudadanos. Es clave para que las políticas urbanas reflejen las aspiraciones y demandas de todas las personas, y específicamente de las personas que viven en la pobreza. La incorporación del enfoque de las capacidades con el derecho a la ciudad en el marco teórico, por lo tanto, implica no solo el acceso de la población a los recursos urbanos, sino también la participación activa de la población en la agencia de su entorno. La participación es central en la formación y el ejercicio de capacidades y en la creación de justicia social.
Conclusión
La conjunción de la teoría socio-espacial con el enfoque de capacidades ofrece un marco analítico serio y sofisticado para la investigación sobre la pobreza y el bienestar. Mediante la integración de estos dos enfoques, solo podemos estudiar críticamente cómo tanto las estructuras espaciales como los procesos. Es una integración teórica que se puede explorar con casos de estudio e investigaciones teóricas que proponga relaciones necesarias para comprender la ciudad y las espacialidades de la pobreza y el bienestar.