Acostumbrados estamos a ver las noticias que muestran la cantidad de personas y hogares pobres. Cualquier cifra se convierte en un escándalo social sin analizar bien lo que medimos. El sentir simpatía por quienes viven en condiciones menos favorables es un recurso moral que tenemos como humanos, al menos esa moral sigue viva y debemos alentar por mantenerla. Sin embargo, exaltarnos por la noticia de la cantidad de personas pobres nos debe llevar a la reflexión sobre lo que estamos comprendiendo por pobreza. Comúnmente asociado con falta de ingresos para lograr comer, vestirse y tener un techo. Ya vimos que doña Alicia nos indicó que la pobreza es algo más complejo. Hoy me enfocaré sobre el punto de los ingresos. Partamos de este supuesto: la falta de ingresos es la medida de pobreza. Ahora: ¿cuál sería el problema con aceptar solo esa forma de medir la pobreza?
La medición de pobreza desde el enfoque del dinero (monetario) considera que una persona es pobre cuando sus ingresos no superan cierta cantidad de dinero definida como umbral, es decir, un valor que según “expertos” con mediciones sobre el consumo y el ingreso, consideran que es lo mínimo que debe tener una persona para vivir. Entonces, si una persona tiene ingresos por debajo de ese umbral, se considera pobre, en caso contrario, no sería pobre. Es importante considerar que ese umbral o línea de pobreza se define cada año por los llamados “expertos” bajo el manto de la sabiduría técnica. Así que, piensen en un hogar donde vive papá, mamá, una niña y un niño, son cuatro personas que se comparan contra el umbral de pobreza (línea de pobreza). Si los ingresos del hogar provienen solamente del trabajo de la mamá, que gana un salario mínimo, probablemente todos estarían en pobreza monetaria porque al distribuir ese salario entre cuatro personas no les alcanzaría para superar el umbral. La forma de calcular ese umbral es técnica, lo hacen los estudiosos del tema y esperamos que los economistas y estadísticos destinados a semejante tarea, logren calcular la mejor línea posible. Normalmente existen dos líneas de pobreza (umbrales): uno para clasificar a los pobres y no pobres y, otra para clasificar a los extremadamente pobres.

Entonces, volvamos a la pregunta ¿cuáles son los problemas de tener una única visión de la pobreza? Primero, los ingresos son externos al ser humano, son un medio no el fin en sí mismo. Segundo, con los ingresos se puede comprar comida o gastarse en otras cosas que no suplen las necesidades. Tercero, una persona pobre se encuentra privado de multiples aspectos, no solo del dinero. Cuarto, la pobreza por ingreso es un indicador simple y permite dar una visión, pero debemos ir más allá si queremos comprender la pobreza.
Los ingresos como un medio. Aquí hay un limitación, al considerar que los ingresos pueden ser el fin mismo de todo progreso social, es una forma de pensar que ha llevado a la humanidad a creer que medir cuánto ganamos y cuánto producimos —los economistas lo llamarán producto interno bruto—, es lo mejor para evaluar la dirección de una sociedad. Nada más errado. Los fines morales de una sociedad deben medirse en el espacio del ser humano ¿qué quiere decir eso? Que la preocupación debe centrarse en los resultados en términos de los “seres y haceres”, asuntos connaturales o intrínsecos a cada persona. Eso significa, por ejemplo, estar educado, tener salud, poder participar activamente en sociedad, no tener vergüenza de salir en público, actuar sin temor a perder la vida, poder expresar felicidad, moverse a donde considere necesario, disfrutar de aire puro; en general, son variadas las formas de disfrute de “seres y haceres” que deben estar presentes en la valoración de la pobreza. Es el logro de esas formas esenciales para la vida humana las que deben primar en las mediciones. Al respecto, el ingreso es un medio y, no un logro humano. Si queremos comprender la pobreza, la forma más eficaz es preguntarse por las libertades que tiene cada persona para lograr la vida que merece ser vivida; por supuesto que este es un asunto subjetivo porque depende de las experiencias en cada lugar y tiempo. Hasta aquí, el lector podrá advertir la influencia de Amartya Sen y el enfoque de las capacidades en las ideas que expreso; su teoría y conceptos están presente en estas reflexiones.
Ahora, conectemos más el tema de los medios y pensemos en la conversión de los medios en fines o en logros. ¿Qué es un medio? ¿Qué puede lograr con ello? El ingreso es una medida indirecta de los logros porque en realidad es un medio. Sin embargo, los medios en ocasiones son buenos estimadores de los logros y ese es el principal argumento que defiende quienes consideran la pobreza monetaria como un buen indicador. Pero, pensemos más al respecto, ¿qué hacemos con el dinero? Podemos comprar brócoli, arroz, carne, o podemos gastarlo en apuestas, vicios o incluso usarlo para violentar a nuestros semejantes. Por eso, pensar en la conversión de los medios en logros, es un complemento necesario y responsable para pensar que el dinero dirige la medición de pobreza. El medio se puede quedar en el camino antes de llegar al logro que esperamos; por ejemplo, en algunos barrios, comúnmente los más privados de libertades, grupos ilegales exigen cobros mensuales a las familias, es una especie de impuesto de guerra, en este sentido ese dinero que fue contado dentro de los ingresos del hogar, nunca se va a materializar en logros de mejor educación, salud u otros; esa platica se perdió.
Ahora bien, asumamos que el dinero se convierte en aspectos valiosos para lograr libertades humanas. Entonces, estamos frente a un importante medio que entregaría información suficiente sobre la pobreza. Sin embargo, estar en pobreza no se restringe al hecho del dinero suficiente. Si fuera ese el caso, el concepto estaría restringido al uso del dinero y por tanto quedarían por fuera del análisis poblaciones o lugares donde el dinero poco importa, estoy pensando en las comunidades indígenas y zonas donde la solidaridad comunitaria y el trueque funcionan mejor que lo monetario. También, nos enfrentamos a libertades más allá de la información que el dinero pueda dar, por ejemplo, poder expresar con libertad los pensamientos en países controlados políticamente por ideologías no democráticas, la imposibilidad de movilizarse por las restricciones fronterizas o las normas existentes, las privaciones que la misma guerra impone para lograr vivir vidas dignas, incluso las realidades impuestas por los fanatismos religiosos y, en casos, por prácticas culturales que degradan la humanidad, entre otros tantos donde el dinero no dirige la vida. En este sentido, la pobreza se puede comprender más como una privación para lograr resultados humanos en múltiples aspectos de la vida, esas privaciones simultáneas sería la mejor descripción de las pobrezas.
La pobreza tiene múltiples formas. La pobreza monetaria ayuda como un interesante indicador de alguna parte de la vida, pero debemos ir mucho más allá de eso para comprender las pobrezas. El ingreso no es suficiente. Además, vale la pena mencionar que la información sobre los ingresos tienen grandes problemas, todos mentimos cuando nos preguntan sobre los ingresos y tendemos a exagerar si nos preguntan por los gastos; así, la medida carga con un sesgo inherente a nuestra capacidad de proteger la intimidad y de decir mentiras.
Por supuesto que tenemos opciones, se ha avanzado mucho sobre el tema. Lo estaremos discutiendo más adelante.